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martes, 1 de octubre de 2013

Taller de Escritura BL (6) - Rosario Azul



      ¡Hola a todos!, sí lo sé, hace mucho que no hacía un relato para el taller. Lo bueno es que mañana no me toca un examen tan pesado (a quien engaño, voy a morir en él :( ) y decidí descansar un poco del estrés de toda la semana de exámenes que pasó y por la que viene y me dije "debería hacer el relato del taller"...esa es la historia del por qué me tienen aquí :)

     Se preguntarán, "¿Por qué ésta loca le puso número seis (6) si sigue el tres (3)?, ¿Acaso no sabe contar?" Esa pregunta tiene una respuesta sencilla: en el orden de los relatos sigue el número seis (6) [o al menos eso creo], yo no hice el tres, cuatro y cinco aunque sí tengo planeados escribirlos (tal vez no pronto, pero esos relatos verán la luz, yo lo sé).

Si quieren saber más del taller sólo den clic en la imagen de arriba :)
Esta vez nos dijeron "¡Vamos a salir de la zona de confotr!" y yo con cara de ¡No!


Éstas son las pautas a seguir para el relato:


Aquí el texto:

Rosario Azul

     "Que bella mujer...Anastacia", pensó Marian mientras observaba el retrato del S. XIX de una hermosa bailarina. Era un retrato desgastado que hacía juego con la mansión donde se encontraba, a ambas se veía lo afectadas que estaban por el paso de los años. Pero nada de eso le importaba a Miriam, pues estaba absorbida por la pintura.
     Una gota filtrada de lluvia la sacó de su trance, al igual que un ensordecedor trueno. Así es como había llegado a esa casa: gracias al diluvio torrencial. Gracias a ella se atrevió a entrar al terreno prohibido, eso y el tipo que la estaba siguiendo, ¿Qué no dicen "Situaciones desesperadas requieren de medidas desesperadas"?
      La mansión siempre se había encontrado en ese pequeño pueblo (desde la época de su fundación que databa hacía generaciones), aunque a finales de la segunda guerra mundial la casa fue abandonada en misteriosas condiciones y nunca fue reclamada. Muchos de los adultos decían que nadie podía entrar en ella por lo mal cuidada que estaba y que de un momento a otro colapsaría, pero desde los más pequeños hasta las personas ya ancianas sabían la verdad: la casa nunca dejó de estar habitada (o al menos eso decían los rumores) aunque para los escépticos tan sólo la veían como una casucha más.
    "Deberían renovarla y hacerla un centro turístico" pensaba mientras giraba hacia la izquierda para adentrarse en el siguiente pasillo al tiempo en que observaba a su lado derecho el gran ventanal con vista al pueblo, aún admirando los retratos que a cada metro se encontraban perfectamente acomodados y bajo de éstas con su respectiva placa donde venía el título de la pintura.
     Avanzado ya un buen tramo se percató de varios eventos extraños: nunca se había topado con ninguna puerta a excepción de la principal; a pesar de que ya se había adentrado a diversos pasillos con diferentes retratos datados de distintas épocas aún no regresaba a la entrada principal, al igual que parecía como si le hubiese dado tres vueltas a la casa; por más recorrido que hiciera la misma escena se proyectaba en el ventanal; y la más extraña de todas, a pesar de que varias pinturas se encontraban desgastadas y que la casa se volvía ruinas los cuadros estaban perfectamente cuidados pues ninguna partícula de polvo estaba sobre ellas y se encontraban perfectamente alineados.
     "Creo que será mejor que me vaya" le dijo el sentido común, pero al darse media vuelta el joven que la había seguido se encontraba a unos pasos de ella. Aún llevaba puesta su gabardina, un pantalón de vestir, zapatos de charol y una bufanda que le cubría la mitad del rostro, era alto y con unos cabellos mojados y tan negros como la noche a excepción de algunas canas que se encontraban en su cabeza.
     La miraba con unos ojos que no mostraban sentimiento alguno, estaban tan vacíos como si no tuviesen vida.
- ¿Quién es usted? - preguntó Miriam, mientras daba un paso hacia atrás.
     Pero el hombre no respondió a su duda - ¡¿Quién es usted?! - gritó con una voz temblorosa e indecisa.
    Cientos de voces metálicas resonaron por los pasillos de aquella singular casa, hasta que una logró opacar a las demás - Siete años...han pasado siete años desde la última vez que hice un retrato - poco a poco dejó caer la bufanda quedando al descubierto un rostro putrefacto y llena de varios hoyos donde se veían partes de su mandibula - Miriam, Miriam Rosier, sé una buena niña y permite a este pobre anciano vivir más tiempo para recibir a su amada -
- ¡Aléjese! - intentó huir, pero por fin había llegado al final del pasillo donde se percató de un lienzo en blanco y debajo de éste su nombre grabado en una pequeña placa. Comprendiendo su destino, engatusada al final de ese pasillo tan sólo cayó de rodillas al suelo y lanzó un grito inhumano acompañada por lágrimas que fueron ahogadas por otro trueno en esa noche de tormenta a la par de que el hombre avanzaba hacia ella para tomar su vida.
     A la mañana siguiente un nuevo retrato se encontraba dispuesto en la mansión, era de una mujer morena, con una gabardina roja, un rosario azul al cuello y una boina negra perfectamente acomodada en la cabeza. En él se podía ver sonriente pero sus ojos se veían llenos de horror y sufrimiento...

Notas:
     Muchas gracias por llegar al final de éste relato, en verdad, siento que no se logró el sentimiento de terror aunque les he de ser sincera: cuando escribí la parte donde se aparece el muchacho/anciano me llamaron y chico grito que pegué, jajajajaja fue muy gracioso.
     No sé si se aprecia la trama en sí, así que aquí les dejo un breve resumen: es de una muchacha que entra a una mansión "prohibida" y abandonada porque la estaban siguiendo. Cuando entra aprovecha y se da una vuelta por la casa pero encuentra que los pasillos son interminables y comienza a ver cosas extrañas dentro de la casa, al final se encuentra con el muchacho que la perseguía (que termina siendo un viejo) y para poder mantenerse vivo hace "retratos" de personas, con ello puede esperar por más tiempo a su amada.
     La historia inicia cuando la muchacha ya llevaba un buen tramo avanzado y era un cuadro del S. XIX, así que se podrán imaginar cuántos años tiene el muchacho/señor.
     En verdad éste sí que fue un reto ya que no tenía idea de como hacer una historia de terror ya que más bien escribo suspenso... y creo que fue lo que me salió. En fin, tampoco la inspiración musical ayudaba de mucho, ya que (digamos que tengo un poco, sólo un poco de afición por cierta banda finesa) me gusta Apocalyptica y pues la canción que estaba de inspiración siempre me la imagino con una parejita tomada de la mano (no sé por qué) así que escuché otra canción:

 


(Es la misma, pero una versión se escucha más clara que la otra. La que escuchaba yo era con el pianista de abajo. Ambas son buenas versiones :D )


     Bueno, espero que les haya gustado el relato. Dudas, aclaraciones, objeciones, etc. por favor déjenlo con un comentario, ¡Nos vemos!

P.D.: El título del relato lo saqué de ésta canción:



     

2 comentarios:

  1. Me gusta el tema del relato, se entiende, aunque hay detalles de técnica, me centraré en dos:

    - Procura dejar espacios entre párrafos, y si es posible, ajusta el ancho de tus post, me parece que el ancho de página es excesivo y cansa los ojos recorrerlo todo al leer, con una anchura menor y espacio entre los párrafos, lograrás que la lectura sea mucho más amigable.

    - Se entienden las situaciones, pero falta trabajar las atmósferas ¿Es de noche? ¿Está completamente oscuro, hay luz artificial, o de luna? ¿hace frío, calor, humedad? ¿Se escucha algo? trata de involucar los sentidos del protagonista y los elementos del ambiente, para llegar al punto ¿Cómo hace sentir todo esto al protagonista? ¿Cómo reacciona ante esto?

    Nos seguimos leyendo, saludos.

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    1. Muchas gracias por tu opinión, me pondré a trabajar en lo del margen y lo de los sentidos, gracias :D

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